Es fácil de entender que una época signada por el dinamismo, como la nuestra, facilitara el desarrollo de un arte cinético. El desplazamiento cada vez más veloz en el espacio real y virtual y, en términos generales, la fugacidad del ser en la tardomodernidad constituyen un rico material para la reflexión y la experimentación artísticas. Con la incorporación del movimiento y la transformación en la pintura y la escultura, esas artes tradicionalmente consideradas "del espacio" pasan a ser también "artes del tiempo". En los años sesenta el arte cinético se expandió como neovanguardia. Actualmente vuelve a figurar en la escena del arte internacional, retomado por jóvenes creadores en sus distintas opciones: movimiento real, pop art, transformabilidad, luminocinetismo, cinetismo cibernético y arte-juego. La diferencia está en el desvío de la pureza estilística que caracterizó las primeras manifestaciones cinéticas hacia el eclecticismo y la hibridez, convertidos en rasgos de estilo. En este nuevo libro, Elena Oliveras presenta el resultado de investigaciones que indagan la especificidad del arte cinético y detalla en particular la trayectoria de cinco artistas clave: Vasarely, Schöffer, Soto, Le Parc y Tomasello. Se incluye además una sección dedicada a las más recientes manifestaciones de esta corriente artística.